La importancia de contar con un título profesional


"El aprendizaje nunca cansa a la mente": Leonardo Da Vinci.


El pensamiento es como una atmósfera inmensa, que no tiene fin. Esa extensión infinita conlleva procesos de aprendizaje que inician y concluyen. 

El título profesional es, precisamente, la culminación de un esfuerzo exhaustivo, cuyo reconocimiento es perdurable. Jamás se extingue. 

El papel que lo representa es, en sí, un símbolo, mas no una interpretación exacta de un trabajo arduo e impetuoso. 

    

Breve descripción de la vida de un universitario.


El universitario duerme y se levanta. Asiste a clases, de día o por la tarde, estudia; se desvela. Y, dentro del aula (o de modo virtual), discrepa, propone, cuestiona y participa en los debates. Ésa es su incansable rutina, la cual no olvida jamás. Es un recuerdo imborrable, que se repite en los sueños. Un suceso armónico, sin duda alguna. 

En la medida de lo posible (sobre todo, en medio de esta pandemia), se reúne con otros compañeros, con quienes comparte anhelos, ideas y metas. 

Elabora tareas, indaga datos, cifras, posturas filosóficas, narrativas literarias, perspectivas matemáticas, entre otros temas. En ese camino, enfrenta obstáculos que pretenden desilusionarlo. 

No obstante, quien tiene bien definido su objetivo, sale adelante sí o sí. La adversidad es un aliciente. 

Al final, la supremacía llega: el título. ¿Ingeniero, doctor, arquitecto, comunicólogo, filósofo, maestro, químico y un sinfín de profesiones? Todo es meritorio. 

Lo importante, en esta parte de la vida, es la conclusión de un proyecto que, en la mayoría de los casos, comienza con una ilusión. 


Importancia…


El título va más allá de un documento enmarcado. Engloba la fusión de ímpetu y transpiración; entrega, voluntad y dedicación. 

Sin embargo, la responsabilidad no sólo queda ahí. El profesionista posee el compromiso de compartir lo aprendido; por lo menos, en dos ámbitos:


Pedagogía. Puede incursionar en la docencia y contribuir en la formación de nuevos profesionistas.

Productividad. Regresar lo asimilado dentro del rol de desarrollo que vaya a desempañar. 

En ambos casos, el profesionista deja algo a la posteridad. Se trata de un ciclo inacabable, que se repite sin cesar a medida que la vocación se afianza en la mente: un legado perpetuo. 

En síntesis, la investidura de “profesionista” no es para producir jactancia, sino humildad, calidad de vida, evolución y generosidad.

Debe ser una obligación. La cúspide de una etapa se comparte. Recordemos que la satisfacción es de todos.

Colegio Nacional de Integración Profesional, S.C.

Autor: Juan Lagunas Popoca



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